
Ingredientes
- 480 g de harina panadera
- 2 cdtas. (4 g) de levadura seca
- 300 g de agua templada
- 1/2 cdta. de sal
- 1 cdas. de aceite de oliva
Relleno
- 1 manojo de cebolleta
- 1 manojo de cebollino
- 2 cdas. de aceite de oliva
- 1/2 cdta. de sal en escamas
Decoración
- Sésamo negro
- Cebollino picado
Mantou
El mantou es un pan tierno que se cuece al vapor y al que se le pueden dar múltiples sabores. En esta receta lo rellenamos con ajo y cebollino, lo que lo hace el acompañante ideal de tus comidas.
Sigue estos pasos
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Acopla en la amasadora Ankarsrum el bol de acero, la rasqueta separadora y el rodillo. Echa dentro la harina y la levadura seca. Empieza a mezclar a velocidad baja y añade el agua en dos tandas. Agrega la sal y mezcla durante 10 inutos hasta que la masa esté bien desarrollada y brillante. Pon la tapa de plástico y deja que leve durante 90 minutos, hasta que haya duplicado el volumen.
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Lava y pica finos la cebolleta y el cebollino. En una sartén, calienta el aceite y rehoga las verduras hasta que la cebolleta esté trans lúcida. Sala. Reserva para que se enfríen.
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Con el puño, degasifica la masa y vuélcala sobre la encimera. Riégala con 1 cucharada de aceite y amásala a mano durante 2 minutos como mínimo. Estírala en un rectángulo de 30 × 40 centímetros más o menos y reparte encima unos 2/3 del aceite aromatizado con la cebolleta y el cebollino. Pliega los extremos, uno encima de otro en una vuelta sencilla, y estira la masa un poco.
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Corta tiras de 1 centímetro de ancho. Toma dos y entrelázalas para formar un cordón retorcido. Coloca uno de los extremos sobre la encimera, dale forma de caracola y entremete el otro extremo por debajo de la masa.
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Cubre una vaporera doble de bambú con papel apto para cocer al vapor, reparte dentro los mantou dejando espacio entre ellos, tapa y deja que leven durante 30 minutos.
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Coloca la vaporera sobre un cazo lleno de agua fría y llévala a ebullición. Cuece los mantou al vapor, sin destapar, entre 12 y 15 minutos o hasta que estén firmes. Decóralos con el cebollino picado y el sésamo, y ¡sírvelos calientes!